Del Catálogo al Corazón: el regreso de lo imperfecto.

“No quiero que mi casa parezca una exposición de diseño; quiero que parezca mía.”

Durante años, la alta decoración ha perseguido una perfección estética que roza lo inalcanzable. Superficies impolutas, líneas simétricas, paletas neutras y un aire de contención casi clínica. Pero esa visión, que dominó revistas, showrooms y redes sociales, empieza a resquebrajarse. Como en los años 70 —década que exploramos en nuestro post anterior sobre libertad creativa.

Asistimos hoy a un cambio de paradigma. Uno que celebra lo auténtico, lo emocional, y sí… también lo imperfecto.

Lo imperfecto como forma de libertad

El espíritu de los años 70 nos dejó una herencia poderosa: la búsqueda de libertad como valor estético y vital. No solo libertad en la forma o en el color, sino en la actitud. Libertad para combinar, para mezclar, para emocionarse sin pedir permiso.

Aquella efervescencia creativa hoy resurge en interiores que no buscan ser perfectos, sino verdaderos.

En palabras de la diseñadora Justina Blakeney:

“El buen diseño no debería intimidar, sino invitar.”
(Better Homes & Gardens)

Collage de espacios decorados años 70
Lo Imperfecto como forma de Libertad

Casas que se parecen a las personas

Hoy, decorar es narrar. Una casa no se construye con reglas de composición. Sino con objetos que guardan historias: una cerámica hecha a mano, un cuadro que emociona, una fotografía mal enmarcada pero bien amada.

Como recuerda el arquitecto e interiorista Vincent Van Duysen en una entrevista reciente:

“El verdadero lujo no es el mármol, es la memoria.”
(Elle Decor Italia, 2025)

Las artes plásticas —y especialmente el arte abstracto— ocupan aquí un lugar privilegiado. No como decoración de fondo, sino como presencia emocional y simbólica.

¿Miedo al color? Una crítica al silencio visual

En ese intento de no alterar el equilibrio, muchos interiores evitan el color. El arte abstracto vibrante, emocional, libre, se ha visto desplazado por grabados neutros o impresiones en blanco y negro. Composiciones que “pegan con todo” pero no dicen nada.

Como apunta el foro de tendencias de Maison&Objet 2025:

“Estamos ante una estética bienintencionada pero anestesiada. La neutralidad ha sustituido a la identidad.”

Frente a eso, el arte con color y alma —como el de Garcia-Franco— no adorna: habla. No busca encajar, sino acompañar.

Sala minimalista en tonos blancos
¿Qué te dice esta pared?
Sala minimalista en tonos blancos con cuadro abstracto de gran formato
¿Qué te dice esta pared?
Sala minimalista en blanco y negro
¿Qué te dice esta pared?
Sala minimalista en blanco y negro, con cuadro abstracto de gran formato.
¿Qué te dice esta pared?

El arte que gana con el tiempo

Una obra original no es un objeto decorativo más. Tiene alma. Tiene matices. Como las personas, madura con el espacio y con la luz. En Garcia-Franco defendemos que el arte no se impone ni se consume: se habita.

Frente al diseño seriado, el arte abstracto introduce ambigüedad, emoción y libertad. No dicta lo que hay que ver. Abre la posibilidad de sentir.

La belleza de lo vivido

Esta corriente que revaloriza lo artesanal, lo asimétrico y lo emocional ha sido recogida por Vogue Living, que destaca el uso creciente de materiales como mosaico, arcilla, tejidos naturales y pigmentos sin tratar.
Vogue

Como afirma la diseñadora Conie Vallese:

“Un tenedor puede convertirse en objeto de contemplación si en él hay mirada.”
El País Icon Design

Cuando la ciencia no basta: el arte de crear

Hoy muchos interioristas recurren a términos como neurodiseño o neuroestética. Y aunque la ciencia puede ofrecer claves útiles, no basta con aplicar fórmulas: hay que volver a crear, con mayúsculas.

El diseño no debería ser una suma de aciertos técnicos, sino una experiencia personal y memorable. Demasiados espacios parecen construidos con un catálogo de objetos de alta gama… pero sin alma.

El arte no obedece —provoca. No se justifica —se arriesga.

Garcia-Franco apuesta por esa mezcla: lo emocional y lo disruptivo, lo íntimo y lo inesperado. Porque una casa no es un showroom. Es un lugar para ser.

El arte no obedece —provoca.

Hacia una decoración más libre

Desde Garcia-Franco, defendemos una visión del arte que no impone, sino que acompaña. Que no exige ser entendido, sino sentido. Que no busca encajar en un esquema, sino abrir nuevas formas de mirar.

Volvemos del catálogo… al corazón.
Y en ese trayecto, descubrimos que lo imperfecto no es un defecto: es una forma de verdad.

Collage de imágenes años 70
Del Catálogo al Corazón.

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